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Cambios en el modelo de juego, la pandemia y los despidos complicaron en gran medida la creación de esta nueva entrega de la saga.
Dragon Age: The Veilguard está por fin disponible en PS5, Xbox Series X/S y PC, y ha sido todo lo que los fans deseábamos: el regreso triunfal de la mejor BioWare.
La excelencia de Veilguard ha calado pronto entre los jugadores, hasta el punto de ser el mayor lanzamiento de un juego para un solo jugador en toda la historia de Electronic Arts en Steam.
A pesar de ello, la idiosincrasia de BioWare (o su mala suerte) hace imposible que diseñen un juego sin sufrir graves contratiempos, que ahora han salido a la luz a través de Bloomberg.
Los numerosos problemas de desarrollo de Dragon Age: The Veilguard
Jason Schreier, quien ya ofreció información sobre los dificultosos desarrollos de Anthem y Mass Effect Andromeda, ha puesto ahora el foco en el juego más reciente de BioWare.
Los ánimos estaban muy bajos en el estudio en 2020, inmersos en la creación de un nuevo Dragon Age, pero que debían soportar la presión de haber encadenado dos sonados fracasos.
Esta nueva entrega nació con vocación de título para un jugador, pero Electronic Arts presionó para convertirlo en un juego como servicio, como parte de su plan para añadir multijugador en la mayoría de sus juegos.
Pronto los empleados empezaron a referirse al nuevo Dragon Age como “Anthem con dragones”, debido a la preocupación que sentían por repetir los mismos errores que hundieron aquel título.
La situación cambió con la llegada de Gary McKay a finales de 2020. El nuevo director de BioWare lo tuvo claro: debían volver a lo que mejor se les daba, y eran los juegos individuales.
Después de numerosas reuniones entre BioWare y Electronic Arts, McKay consiguió que el nuevo Dragon Age siguiese la estela de Star Wars: Jedi Fallen Older, que alcanzó los 10 millones de copias y era para un solo jugador.
El nuevo rumbo trajo la motivación que BioWare requería, y así dieron forma a un nuevo título llamado Dragon Age: The Veilguard, hasta el punto de disponer pronto de una base jugable.
La reorganización en el seno de Electronic Arts, al dividirse entre EA Games y EA Sports, también benefició a BioWare, al recibir mayor apoyo de los equipos internos de la compañía.
Pese a todo, los problemas no terminaron para el juego. La pandemia forzó el trabajo remoto, y con ello una acumulación de tareas que exigió un retraso en el lanzamiento del juego.
También impactaron los 50 despidos en el seno del estudio, incluyendo empleados con décadas de experiencia. Algo que McKay define como inevitable “para conseguir la máxima concentración en un equipo grande”.
BioWare se jugaba mucho con Dragon Age: The Veilguard, hasta el punto de requerir la ayuda del segundo equipo, que actualmente trabaja en el nuevo Mass Effect, para conseguir que el RPG estuviese listo.
Desde BioWare aseguran que Electronic Arts les ha dado un apoyo constante, tanto como para traer a grupos como EA Motive, de Montreal, para echarles una mano.
Todos estos esfuerzos y las complicaciones han dado lugar a un magnífico RPG, capaz de devolver a BioWare su antigua gloria. Algo que sin duda celebramos.
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