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La tasa del 25% que Trump exige a México afectará a la producción de discos para juegos y puede conducir a la imposición del modelo digital.
A pesar de llevar un par de meses en su cargo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es una presencia constante en los titulares de cualquier medio.
No se queda atrás su mano derecha, Elon Musk, quien no ha dudado en hacer trampas (o directamente mentir) a la hora de presentarse como “mejor jugador de Diablo del mundo”.
Más allá de las bromas, las acciones de Trump van a tener graves consecuencias para la industria del videojuego; sobre todo tras poner en marcha los aranceles que lleva tiempo anunciando.
El formato físico puede desaparecer por los aranceles de Trump
El presidente de EE. UU. ha puesto en marcha el arancel que añade un 25% al precio de las importaciones de México y Canadá. En el caso de China, el 10% inicial se ha duplicado a un 20%.
Como explica el analista Daniel Ahmad de Niko Partners, ese 20% adicional afectará a las consolas, junto con los smartphones, tarjetas gráficas, portátiles y otros productos electrónicos.
El motivo es que China es la principal fabricante de hardware, incluyendo consolas como la próxima Switch 2. Un 20% repercutirá en el precio que habrán de pagar los usuarios estadounidenses.
No menos grave es el 25% que se ha impuesto a México. Allí es donde se producen la mayoría de discos de películas y, especialmente, videojuegos, sometidos ahora a un brutal sobreprecio.
Mat Piscatella de Circana ahonda en esta cuestión, y el analista avanza que muchas editoras optarán por lanzar sus juegos solo en formato digital.
"No me sorprendería que los juegos físicos sujetos a aranceles dejen de ser producidos, y que las editoras adopten una estrategia 100% digital", advierte Piscatella.
Las compañías no van a ver sentido pagar un 25% adicional por tener sus juegos en formato físico, sobre todo cuando el modelo digital gana cada más adeptos entre los usuarios.
Aunque estas medidas parecen circunscritas a Estados Unidos, generarían un efecto dominó por el cual las editoras dejen de sacar juegos físicos en todo el mundo.
Es una reacción lógica: si se abandona el formato físico en un mercado tan importante como el de Estados Unidos, mantenerlo en el resto del mundo podría no ser rentable, precipitando así el modelo digital a gran escala.
Para mitigar el impacto en los bolsillos de los americanos, varias compañías están fabricando su hardware en el sureste de Asia. Aun así, el 75% de las consolas importadas a Estados Unidos siguen procediendo de China.
Los aranceles de Trump llegan además en un año crítico, cuando van a producirse dos de los lanzamientos más importantes del sector: la mencionada Switch 2 y GTA 6.
Cabe esperar que Trump cambie de idea una vez más; hasta entonces, estaremos pendientes de cómo afectan estos aranceles a los precios de videojuegos y consolas en Estados Unidos, al igual que sus repercusiones en el resto del mundo.
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