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Kingdom Come: Deliverance II, disponible en PlayStation 5, Xbox Series X-S y PC el 4 de febrero, es uno de los juegos de rol más únicos que se hayan hecho nunca, merced a su recreación realista del Sacro Imperio Romano Germánico del siglo XV, combinada con un inmenso mundo abierto, una narrativa con decisiones que te permiten ser quien quieras ser, una jugabilidad muy mejorada, unos gráficos de infarto o un inolvidable doblaje al castellano.
Los premios de mejor juego de 2025 no se entregarán hasta finales de año, pero, el 4 de febrero, enarbolará su estandarte un título que estará, sin duda, entre lo más firmes candidatos a ganar esa cruenta batalla. Nos referimos a Kingdom Come: Deliverance II, que empuñará su afilado acero en PlayStation 5, Xbox Series X-S y PC.
Se trata de una secuela del juego de Warhorse Studios que nos sorprendió en 2018 con su enfoque hiperrealista del género del rol. Pero está mejorada hasta el extremo en todos y cada uno de sus apartados, sin que sea necesario haber jugado al anterior título para poder disfrutar de su impresionante recreación de cómo era la vida en la Edad Media.
Viaja a la Bohemia del siglo XVEl juego se ambienta en el Sacro Imperio Romano Germánico de principios del siglo XV, en la región de Bohemia. La intención de los creadores era llevar la fidelidad histórica a un nuevo nivel, y lo han conseguido apostando por una ambientación que no tiene parangón.
Porque RPG medievales hay muchos, como puedan ser The Witcher 3: Wild Hunt, The Elder Scrolls V: Skyrim o Elden Ring, pero prácticamente todos tienen un componente de fantasía, con hechizos, monstruos y otros elementos irreales. En cambio, Warhorse Studios ha apostado por representar fielmente la Centroeuropa de hace 600 años.
Para ello, ha colaborado estrechamente con varios historiadores. Eso garantiza la autenticidad de los escenarios de la región (que actualmente pertenece a la República Checa), las armas, las vestimentas o los eventos históricos. De hecho, el principal villano de la aventura existió en la realidad: nada menos que Segismundo el Zorro Rojo, rey de Hungría.
Con ese trasfondo, el protagonista es Henry de Skalice, un joven y humilde herrero que anhela vengar la muerte de sus padres, de modo que acabará formando parte de la mismísima corte real, en una atractiva historia de amor y venganza.
Sé el caballero que quieras serEl género del RPG se suele caracterizar por permitir al jugador desarrollar a su personaje de la manera que desee, pero es habitual que existan cortapisas, especialmente en materia narrativa. No es el caso de Kingdom Come: Deliverance II, donde Henry de Skalice se convertirá, exactamente, en el caballero medieval que el jugador considere.
No en vano, el juego se caracteriza por una rica y madura narrativa, de modo que cada decisión afecta al curso de la historia y a las relaciones con el resto de personajes. Y no sólo con los importantes, sino con cualquier persona con la que nos crucemos.
Warhorse Studios ha mejorado el sistema de diálogos con la adición de nuevas mecánicas. En cada conversación, se puede elegir entre múltiples opciones de respuesta, a lo cual hay que añadir el condicionante de otros factores. Por ejemplo, si Henry va vestido como un pordiosero, será mirado con recelo, mientras que, si va como un caballero impoluto, ganará respeto.
Del mismo modo, hay multitud de diatribas morales. Henry puede ser un caballero justo y no emplear la espada más que en ocasiones ineludibles… o bien convertirse en un criminal despiadado que no tenga reparos en acabar con la vida de inocentes. Todo queda en manos del jugador.
Así pues, con los cientos de decisiones que se van tomando, el argumento experimenta múltiples ramificaciones que, en última instancia, se traducen en diferentes finales.
Un mundo vivo y kilométricoOtro elemento angular de Kingdom Come: Deliverance II es su filosofía de mundo abierto. No sólo es que se ambiente en un escenario gigantesco y sin barreras, sino que, además, éste reacciona a las decisiones y las conductas del jugador con un grado de realismo y detalle como pocas veces se ha visto en un videojuego.
Para empezar, hay que destacar la variedad del mundo. Hay desde frondosos bosques hasta ciudades abarrotadas por personajes que tienen sus propias rutinas de vida, en función de la hora del día. Por ejemplo, cada persona tiene una vivienda a la que vuelve a dormir por las noches. No hay personajes deambulando a horas raras… o, si los hay, es porque andan tramando algo.
Todo reacciona a nuestras acciones. Por ejemplo, si cometes un acto delictivo y alguien te ve, serás señalado. En cambio, si lo haces al cobijo de la oscuridad y logras pasar desapercibido, nadie lo sabrá… pero verás cómo los lugareños empiezan a llevar armas, cómo los guardias se muestran más vigilantes o cómo los comerciantes suben el precio de sus productos.
Dada la variabilidad de sistemas y decisiones, no hay dos partidas iguales, lo cual fomenta que puedas comentar con otros jugadores qué han hecho en una situación determinada o qué consecuencias les ha generado en su mundo una decisión concreta.
Como la vida mismaEl de 2018 fue el primer juego que desarrollaba Warhorse Studios, y se había financiado mediante Kickstarter, por lo que algunas mecánicas jugables no estaban del todo pulidas. Sin embargo, el aprendizaje de aquel juego y la mayor ambición de esta secuela, tanto en recursos como en tiempo de desarrollo, se ha traducido en un más y mejor en toda regla.
Por un lado, el sistema de combate se ha renovado por completo, para hacerlo más fluido y táctico, tanto en el cuerpo a cuerpo como en las distancias largas. Así, el herrero Henry debe ir aprendiendo el arte de la espada poco a poco, interiorizando nuevos movimientos y volviéndose más hábil. La idea es que el jugador tenga que aprender como si fuera él mismo quien lo estuviera haciendo.
Además, hay otras armas disponibles, como hachas, mazas, arcos y ballestas. Cada una tiene sus propios entresijos de uso, y requieren un aprendizaje muy progresivo.
Asimismo, se han introducido mecánicas avanzadas de sigilo. No es necesario resolverlo todo por la fuerza: Henry también puede infiltrarse en los sitios y hacer las cosas por las buenas, sin necesidad de matar a nadie.
Y no hay que olvidar el hiperrealismo del juego. Para sobrevivir en el mundo de Bohemia y que no le fallen las fuerzas, Henry debe alimentarse día a día o respetar el descanso. Y lo mejor es que todo eso entronca con mecánicas de crafteo y minijuegos específicos, como la posibilidad de realizar pociones mezclando diversos ingredientes.
Nobleza audiovisualCrear un juego de mundo abierto es algo tremendamente desafiante y, de nuevo, Warhorse Studios ha superado el reto con una calificación de sobresaliente. Porque, para desarrollar Kingdom Come: Deliverance II, ha echado mano de un motor gráfico de última generación que ofrece un nivel sin precedentes de detalle y realismo.
La región de Bohemia luce tan realista como esplendorosa, con una gran variedad de paisajes y una sensación de vida como pocas veces se ha visto en un videojuego, a lo cual hay que añadir la presencia de cinco horas de secuencias de vídeo. Uno puede pensar de verdad que ha sido trasladado a la Edad Media.
Además, el equipo de desarrollo ha sido capaz de implementar soporte completo para raytracing, así como configuraciones optimizadas tanto en PC como en PlayStation 5 y Xbox Series X-S. Gracias a eso, cada usuario puede adecuar la experiencia de juego al hardware del que disponga.
Y, hablando de elementos audiovisuales, otra de las novedades de esta secuela es la localización total al castellano. Esta vez sí se han implementado voces en castellano, con uno de los mejores doblajes que hemos escuchado nunca, tanto por el trabajo de los actores como por el equilibrio para dar matices medievales a los diálogos sin que suenen arcaicos.
Todos esos elementos hacen de Kingdom Come: Deliverance II un RPG colosal que es, al mismo tiempo, el mejor simulador medieval que se haya hecho. No hay ningún juego que se le parezca, y haríais bien en ir sacando pasaje para visitar el Sacro Imperio Romano Germánico. Quién sabe: tal vez lleguéis a convertiros en su nuevo emperador.
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