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Con Gamescom Opening Night Live, el evento de "apertura" de la gran feria europea, ya superado y reposado, me queda más que claro que nunca que este tipo de eventos tienen más de un problema...
Como podéis leer en nuestro resumen de Gamescom Opening Night Live 2024, entre el evento en sí y el evento previo, se presentaron más de 60 juegos en total. Pero me resulta imposible pensar que, salvo honrosas excepciones, Gamecom ONL 2024 fue un aburrimiento extremo, de los peores eventos de este tipo de que recuerdo.
Y no solo porque algunos títulos se habían filtrado horas antes, como Civilization VII, o que otros ya hubieran sido insinuado varias veces por los propios editores (como Borderlands 4), reduciendo así el factor sorpresa o el interés.
O porque se haya notado la ausencia de algunas compañías que se niegan a pasar por el aro y pagar la elevada suma de dinero que costaba emitir un tráiler en Gamecom ONL 2024, quizá porque directamente no lo necesitan y, o tienen sus propios eventos, o les basta con soltar su tráiler cuando crean conveniente. No hace falta ser Sherlock Holmes para averiguar a quienes me refiero...
Pero, lógicamente, este tipo de cosas afectan seriamente al efecto y huella que dejan este tipo de eventos, aunque no es ni mucho menos el único mal que afecta a este tipo de presentaciones. Pero lo de esta pasada noche ha sido especialmente "malo" por múltiples motivos. Y probablemente no soy el único en pensarlo.
Primero, porque ha sido un fiel reflejo de la crisis en la que está sumida la industria del videojuego, tras los despidos y cierres, y la incapacidad de mantener un flujo constante de lanzamientos AAA por parte de las grandes. ¿Cuántos de los grandes títulos que hemos visto no han estado ya en otros eventos, en algunos casos desde hace más de un año? ¿O incluso a la venta?
Black Myth: Wukong, Starfield, Diablo 4, Zenless Zone Zero, Genshin Impact... Entiendo que muchos de ellos añaden nuevo contenido, llegan a nuevas plataformas o acaban de lanzarse con gran éxito, pero ¿es el mejor momento para volver a sacarlos a la palestra, con una audiencia que espera "novedades"?
Me pasa un poco lo mismo con Indiana Jones y El Gran Círculo, Black Ops 6, Dragon Ball Sparking! Zero o Monster Hunter Wilds, a los que les tengo tremendas ganas, pero darles demasiado tiempo en pantalla hace que, precisamente, se consiga el efecto contrario: "que se acabe ya el tráiler a ver si llega lo realmente nuevo".
Problemas de ritmo en Gamescom ONL 2024
Y es que el ritmo, o la falta de él, es quizá una parte de los problemas de este tipo de galas. ¿Comenzar con Bordelands 4 fue un acierto, viniendo del fracaso en taquilla de la película? ¿"Insinuar" sin enseñar nada es acertado en este tipo de eventos? Para mí, no.
Sí, Gearbox ha dado a entender que vas a cambiar el estilo visual del juego, pero poco más. Por no decir nada. Comenzar así el evento que da el pistoletazo de apertura de la feria fue un claro aviso de cómo iban a ser las dos horas que nos esperaban. Mucho ruido y pocas nueces.
Empezando por una retaila de tráilers de juegos con temática bélica muy parecida (Black Ops 6, Delta Force, Arena Breakout Infinite...), los cada vez más presentes Gachas... hubo ciertos momentos en los que daba la impresión de que estábamos viendo otra vez el mismo tráiler, contribuyendo a esa sensación de hastío.
Tampoco ayudaron los presentadores a que el ritmo fuera a mejor, con chistes poco acertados y casi siempre excesivamente tontorrones. Que soy padre y especialista en juegos de palabras nefastos, pero esto era otro nivel. O las intervenciones de los pocos desarrolladores que subieron al escenario, breves y sin aportar demasiado.
La única nota de color en ese sentido, y casi lo que más me gustó de todo el Gamescom ONL 2024, fue la presentación de la serie Secret Level a cargo de un Tim Miller (el director y artista de efectos especiales conocido por Deadpool o Love, Death & Robots), que se rompió varias veces por la emoción. Era algo que no estaba preparado. Difícil no empatizar con él en ese momento.
Quizá, parte de la solución está ahí, en encontrar un equilibrio entre dar más bola a lo nuevo y menos a lo viejo, dar voz a los desarrolladores que tienen algo que decir o transmitir, y no vendernos solo una mera sucesión de tráilers que, pasada la primera media hora, pierde su efecto. Ver a Peter Molyneux recular del mundo móvil y NFT y volver a los juegos "de verdad" también tuvo su gracia.
A lo mejor, el "menos es más", menos tráilers, pero más sorprendentes... si es que los hay, es la solución. Pero un evento de dos horas con este ritmo, y tan flojo en contenido, no debería ser la norma en futuros eventos.
Lo más gracioso es que hay otros referentes que lo están haciendo extraordinariamente bien, manejando los tiempos y ritmos mejor que nadie, como Nintendo con sus Directs. Rápidos, concisos y al lío. No siempre son para levantarse y aplaudir, pero muchos de ellos sí.
Todo esto sin desmerecer: hubo cosas interesantes, como Dying Light The Beast (aunque también insinuada el día anterior al anuncio) pero faltó algo que nos hiciera ir a la cama ilusionados. Quizá porque no lo hay. Quizá porque todavía no es el momento. Quizá, porque su compañía se lo guarda para otra ocasión, o para mostrarlo ellos en solitario, sin más ruido que pueda distraernos.
Sigo pensando que el E3 de 2005, en el que PlayStation presentó en una misma noche PS3, la demo técnica de Final Fantasy VII Remake o el "fake" tráiler de Killzone 2 fue una lección magistral de cómo crear hype en un evento de este tipo.
No me cabe la menor duda de que se pasaron de entusiasmo y vendieron una burra mucho más grande de lo que finalmente fue (tuvimos que esperar década y media para ver Final Fantasy VII Remake)... pero yo estuve allí, presente, y fue una lección de cómo hacer un show ilusionante. Lo de esta noche pasada no lo ha sido.
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Etiquetas: Gamescom