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Tengo muchísimas ganas de seguir jugando a Dragon Age: The Veilguard, pese al drástico cambio jugable que ofrece y a que ciertos aspectos me han despertado dudas. Estoy deseando que llegue el lanzamiento. ¿Por qué? Te lo cuento en estas impresiones.
Dragon Age: The Veilguard llega a PS5, Xbox Series X|S y PC diez años después de que Dragon Age Inquisition se convirtiera en un referente dentro del rol occidental. La tercera entrega de BioWare cosechó una buena recepción y dejó todo abierto para una aventura que no parecía llegar nunca.
No obstante, el tiempo pasa distinto para los dragones. Estas míticas criaturas tardan en despertar de sus largos letargos. Durante una década, el dragón de Electronic Arts ha dormitado sobre un lecho de éxito desde que Dragon Age Orings viera la luz. Ahora, el dragón se alza de nuevo.
Dragon Age: The Veilguard, conocido antes como Dreadwolf, sale de su guarida y extiende las alas para iniciar una nueva edad tras diez años en los que el RPG ha experimentado un gran crecimiento con iconos como Baldur’s Gate 3, Cyberpunk 2077 o incluso Like A Dragon: Infinite Wealth.
¿Ha vuelto uno de los grandes exponentes del rol occidental? He podido jugar a Dragon Age: The Veilguard durante más de cinco horas tras haber acudido a una prueba organizada por EA en San Francisco y aquí te voy a contar todo para que conozcas el juego antes del 31 de octubre.
¿Qué quiere contar y ofrecer Dragon Age: The Veilguard? ¿Hay un cambio tan drástico en la jugabilidad? ¿Cuáles son las fortalezas de esta entrega? ¿Se atisba alguna debilidad? Siéntate al abrigo de la hoguera, porque es hora de hablar sobre este nuevo dragón de BioWare.
Dragon Age: The Veilguard te permite ser quien quieras
La prueba se compuso de varias demos de una hora de duración aproximadamente. Cada una me permitió conocer diferentes sistemas y mecánicas de un juego del que no esperaba sacar tantos matices y que seguro que va a generar infinidad de opiniones entre los fans y nuevos jugadores.
El inicio fue lo primero que experimenté y por ello tocó dar forma a un personaje con un editor francamente completo que permitía hacer auténticas virguerías. El equipo creativo comentó que este había sido uno de sus principales enfoques durante el desarrollo: que el jugador se identifique plenamente con el personaje con el que quiere vivir la aventura.
Más allá del aspecto físico de Rook (así se llama el protagonista) con cuatro razas disponibles, también hay que elegir clase de las tres establecidas en la saga. Obviamente, el pícaro es el camino de la gente sensata, así que me decanté por esta (pese a que he podido probar todas).
La creación del personaje me dejó sumamente satisfecho, puesto que verdaderamente tiene una gran importancia dentro del juego, ya vamos a poder ver a nuestro héroe o heroína en cantidad de situaciones durante la partida. Estar sus 40 minutos ajustando cada detalle fue todo un placer.
Y es que, gráficamente, The Veilguard es alucinante. Mención especial al cabello, que cuenta con un nivel de detalle impresionante y con unas físicas realmente logradas. Una pena que Solas sea más calvo que una sepia y no pueda experimentar el poder de la next-gen.
No obstante, considero que los orígenes del personaje podrían haber ido más allá de un pequeño texto referido a la facción que escogías (están algunas tan conocidas como los Guardias Grises). Otra entrega más que no iguala a los grandes prólogos que no dio Dragon Age Origins en 2009.
El gameplay de Dragon Age: The Veilguard y su decisión más arriesgada
Antes de contar algo tan importante dentro de la saga como es la narrativa o los compañeros, debo hablar de lo que va a generar unos cuantos comentarios y opiniones enfrentadas. Dragon Age: The Veilguard cambia casi por completo el enfoque jugable de la saga.
Y es que desde el momento en el que ponemos un pie en la capital de Tevinter queda claro que BioWare ha ido con todo bajo una idea muy clara: poner casi todos los huevos en la cesta de la acción. El cambio es contundente.
Si bien han pasado diez años desde Inquisition y mucho más desde las otras entregas, aún seguimos recordando qué hizo famosa a la saga: el combate que mezclaba tiempo real con sistemas tácticos de gestión en el manejo de la party o grupo de personajes.
The Veilguard no da la espalda a todo, pero claramente apuesta por hacer que su jugabilidad se oriente hacia un RPG de acción con toques de hack and slash. No es el único juego que ha hecho eso últimamente (mira Final Fantasy XVI), pero no puedo por menos que expresar mi suprema curiosidad por ver cómo va a reaccionar el fandom de la franquicia ante esta decisión.
¿Cómo he reaccionado yo? Con una sonrisa de oreja a oreja. El combate de Dragon Age: The Veilguard es sumamente satisfactorio, especialmente cuando empiezas a desbloquear nuevas habilidades y movimientos para cada clase con un árbol de habilidades dotado de no pocas ramas.
Me gusta el enfoque de priorizar la acción dando peso a un combate más individualizado (solo manejas a un personaje) basado un sistema de combos, armas a distancia y gestión de habilidades con cooldown que funciona a las mil maravillas. Especialmente con una pícara, todo se siente frenético, ágil y muy dinámico.
No obstante, también hay que destacar que este sistema no es una revolución ni mucho menos y ya lo hemos visto en otros juegos. La ejecución es más que notable, pero no te va a volar la cabeza por sus nuevas mecánicas. ¿Gustará?
Eso dependerá de lo mucho que te logre engatusar el juego con las opciones de gestión que incluye. En las misiones podremos llevar a dos compañeros y estos interfieren en el combate automáticamente, mientras que el jugador puede hacer que tengan un mayor o menor protagonismo.
Mediante un menú radial se puede ordenar que ataquen a un enemigo específico o que lancen un determinado hechizo o ataque especial. También se pueden recurrir a atajos para que no tengas ni que desplegar este menú que para el tiempo.
El componente más CRPG ha desaparecido y si bien se pueden establecer sinergias o combinaciones entre compañeros, no esperes opciones tan elevoradas o profundas como en otros juegos de la saga o del género. Hay una simplificación importante en este apartado.
Si te gusta la acción, las esquivas, los combos, los parry y otros sistemas clásicos de los juegos de rol y acción estás de enhorabuena, porque cada clase está muy bien conseguida y encima, muchos de los movimientos siguen recordando a entregas pasadas. Las animaciones son geniales.
El guerrero pega como un yunque (especialmente con el arma a dos manos), el mago se siente sumamente poderoso y efectista y el pícaro… pues es una delicia expresamente ideada para fliparse e ir saltando por el campo de batalla.
Eso sí, me habría gustado ver más diferencias en algunos apartados, ya que todas cuentan con armas a distancia (incluso el guerrero lanza arcos de energía con el escudo), por ejemplo. No obstante, necesitaré jugar y profundizar mucho más.
The Veilguard, el legado de Inquisition, el Lobo "Feroz" y los compañeros
Otra de las decisiones de diseño más arriesgadas que ha tomado BioWare es hacer que The Veilguard sea una continuación directa de Inquisition después de diez años en los que hemos tenido la serie de Netflix Dragon Age: Absolución y poco más.
Lo cierto es que la compañía se quedó con las manos atadas con el final del DLC Trespasser y había contraído una deuda con la comunidad que por fin se resolverá. Solas es uno de los grandes ejes que harán girar la narrativa de esta nueva entrega.
Sin embargo, Risitas no lo es todo. El comienzo del título deja claro que va a jugar una importante baza en la trama, pero el grupo que iremos reclutando con el objetivo de salvar al mundo tendrá que centrarse en otros dos antiguos dioses élficos antes.
Debido a que las cinco partes del gameplay iban saltando, la historía también lo hacía, pero me quedó bastante claro que The Veilguard buscará narrar un cuento en donde un grupo de amigos luchará para que el mundo no se vaya al cuerno (otra vez).
El buen desempeño de la misión dependerá de los compañeros y nuestra relación con ellos. Una vez más, la saga apuesta porque el roleo se experimente en su faceta más profunda en este apartado, modelando las relaciones entre personajes.
Aquí no faltan las opciones conversacionales (algunas darán pie a relaciones amorosas), pero también destacaron unos cuantos momentos en los que había que tomar decisiones importantes, como escoger quién nos acompañaba en una misión a riesgo de quedar heridos.
Decisiones va haber en cantidades ingentes, ya que incluso se ha implementado un sistema de aprobación/desacuerdo en el que los compañeros juzgarán tus acciones. Me ha gustado, aunque preferiría que el juego te indicase de una forma más sutil el resultado.
También se ha potenciado el apartado de los diálogos en las misiones. Ahora las conversaciones no se cortarán para siempre si somos atacados y se reanudarán una vez la acción se haya calmado, por ejemplo.
Hay una buena cantidad de mejoras de calidad de vida y en cuanto a la personalidad de cada acompañante, todas son muy variadas... más allá de las que ya conocemos. Habrá que esperar para ver cuál es su grado de evolución y complejidad en la trama.
Algunas dudas que me deja Dragon Age: The Veilguard
Lo cierto es que lo que he visto de Dragon Age: The Veilguard me ha convencido, pero mientras recorría Thedas se me iba acumulando un extraño poso. Las decisiones creativas detrás de este título me generan cierta inquietud.
Dado que son unas impresiones, quiero ser bastante cauto, pero veo en este juego una estructura algo caótica, como si durante estos años de desarrollo se hubieran hecho y deshecho muchos cambios, acumulándose como si fueran parches en la chaqueta de un profesor.
Quiero profundizar más en el diseño de niveles del juego, ya que lo que vi en los primeros compases del juego me dejó algo frío debido a su linealidad y la poca interactividad que ofrecía más alla de algún camino secundario con cofres; pese a que luego recorrí ciudades, una guarida que se irá llenado de vida y un HUB llamado la Encrucijada donde todo era mucho más amplio y profundo.
Dragon Age: The Veilguard no es un mundo abierto y es algo que agradezco después de que varias de las decisiones de Inquisition no terminaran de convencerme, pero tampoco deseo un camino en línea recta contante. Una vez más, tocará aguardar para conocerlo a fondo.
También insisto con el sistema de combate y esa deriva hacia la acción. No conseguí sacar mucho en claro de los motivos por los que el equipo ha apostado por esta dinámica y lo mismo sucede con un apartado artístico muy pero que muy llamativo que genera unos niveles de ensueño.
Las localizaciones respiraban mimo y detalle. Bosques élficos, prisiones subacuáticas, Treviso y sus influencias venecianas... todo queda resaltado con una paleta de colores muy vivos, con efectos y particulas por doquier que te entran fácilmente con los ojos.
No obstante, me resulta curioso que Dragon Age se incline más por el color a lo World of Warcraft, ya que a veces llega a desentonar con el diseño de algunos enemigos o con el gore, violencia y trazas de fantasía oscura heredadas de Origins. Aún con eso, es indudable que el juego se ve de escándalo.
Sea como fuere, ya he rasgado parte del juego y este me ha dicho mucho más de lo que esperaba, lo cual agradezco profundamente. Por suerte, muchos secretos aún no se ha esclarecido... y es por ello por lo que estoy deseando seguir jugando.
Dragon Age: The Veilguard me ha conquistado gracias a su combate y su potente apartado gráfico y técnico, pero aún tiene deberes pendientes. ¿Lograrán el resto de apartados hacer lo mismo para el 31 de octubre? Es lo que deseo para así correr este tupido... velo.
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